En un escenario de múltiples crisis, agotamiento colectivo y transformaciones tecnológicas, los consumidores buscarán marcas que comprendan sus sentimientos y ofrezcan experiencias alineadas con sus emociones más profundas. Este será el principal motor del consumo hasta 2027.
Esta es la principal conclusión del estudio “Consumidor del Futuro 2027: Emociones”, de WGSN, que mapeó las emociones centrales que, en los próximos años, influirán en el comportamiento de compra y en cómo las marcas deben posicionarse para generar conexión, innovación y crecimiento. Tres de ellas ya se destacan como esenciales: la alegría estratégica, el deseo y el optimismo escéptico.
“En nuestro nuevo análisis de tendencias, ofrecemos una guía para comprender estas emociones fundamentales y le mostramos cómo diseñar los productos adecuados para sus consumidores conectando con sus pensamientos, sentimientos y comportamientos”, afirmó Nik Dinning, vicepresidente de Marketing de WGSN.
El informe identifica seis emociones fundamentales que guiarán a los consumidores en el futuro. Tres de ellas se destacan como esenciales (alegría estratégica, inquietud y optimismo escéptico) y ofrecen un camino a seguir para el desarrollo de productos, narrativas de marca y experiencias en sectores como la moda, la belleza, la alimentación y las bebidas, la decoración del hogar, los deportes y la tecnología.
Alegría estratégica: jugar con propósito
Tras años marcados por el estrés, el aburrimiento y la sobrecarga emocional, la alegría estratégica será, según WGSN, una respuesta activa y consciente a estos estados. Es la combinación de bienestar e intención, donde el juego se convierte en una herramienta de autodescubrimiento, conexión e inspiración.
Este movimiento ya se está reflejando en el comportamiento del consumidor, con la apreciación de experiencias más ligeras y positivas, como viajes en tren o eventos colectivos que generan efervescencia emocional. El informe señala que las marcas humorísticas o divertidas ya tienen un impacto positivo en la percepción del consumidor, y este efecto tiende a intensificarse hasta 2027.
El deseo de desconectar
La segunda emoción destacada es el deseo, un rechazo a las obligaciones constantes y al ritmo acelerado de la vida contemporánea. Este concepto, que cobra fuerza tras el agotamiento colectivo previsto para 2026, expresa el deseo de menos tareas, más tiempo, relaciones significativas y autocuidado.
Esta tendencia se refleja en el mundo digital, con más personas desconectándose de la tecnología y adoptando un enfoque minimalista en las notificaciones, y en los retiros para la reconexión personal. La Generación Z, por ejemplo, ha adoptado canciones como Vienna, de Billy Joel, como banda sonora para relajarse.
Según el estudio, el deseo será un mecanismo emocional fundamental para restablecer el equilibrio entre el yo y el colectivo, y las marcas que respeten esta necesidad tendrán más espacio en la vida de los consumidores.
Optimismo escéptico: fascinación por la cautela
En un escenario dominado por las transformaciones tecnológicas y la desinformación, el optimismo escéptico surge como una emoción ambigua pero poderosa. El consumidor de 2027 se verá dividido entre la fascinación por las posibilidades de la Inteligencia Artificial y el miedo a sus consecuencias, una situación intensificada por un consumo de medios segmentado por clase, edad, ubicación geográfica o ideología, creando un mosaico de realidades que se autovalidan.
Los creadores de contenido desempeñarán un papel aún más vital en la construcción de estas realidades, ya sea para mitigar o avivar las dudas sobre el futuro. Para las marcas, la responsabilidad de ayudar a los consumidores a interpretar un mundo en constante cambio será esencial para que alcancen sabiduría, equilibrio y confianza.
Imagen: Envato
*Este texto fue traducido por IA